Nuestros tiernos mayores comienzan a dejarnos, el frío y la humedad pasa mucha factura a sus ya desgastados cuerpos. Una casita calentita puede alargarles notablemente la esperanza de vida, además de ofrecer en sus últimos momentos un lugar cálido y acogedor en el que se sienten protegidos y seguros. Así, el paso hacia el otro lado del arco iris no se hace tan duro y triste. Anímate a adoptar un abuelo/a o a hacerte casa de acogida, ellos te lo agradecerán eternamente.
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